martes, 11 de abril de 2017

LA EDUCACIÓN NO NECESITA LIBROS DE TEXTO.

En mi larga trayectoria en la enseñanza, siempre tenía muchas ideas para realizar en el aula, al margen de las que planteaban los libros de texto, ideas que junto con las del alumnado podían llenar muchas sesiones de clase sin utilizar el libro de texto.

Cuando me coordinaba con el profesorado y preparábamos algún proyecto o actividad en conjunto era mucho mejor, las ideas fluían, cada uno aportaba algo diferente y luego todo se complementaba y el resultado era un proyecto muy completo sobre el tema sugerido.  

En un centro pedí que me dejaran trabajar sin libros o pedir menos de los que pedían mis compañer@s, pero la dirección, con el beneplácito del resto del profesorado, me lo prohibió. Ahora lamento no haber acudido a la Inspección o a otras autoridades, porque todavía no sé si es legal obligar a un profesor/a a elegir libros de texto.

Por supuesto seguí trabajando al margen de los libros de texto, así se lo explicaba a las familias de mi alumnado. No seguía los temas en el orden que venían, igual trabajaba la página 20 y luego la 30, siempre dependía de mi programación. Nunca acababa los libros, pero sí daba el currículo exigido y seguía más o menos la temporalización que consensuábamos en coordinación con el resto de compañer@s.

 Sin embargo dedicaba mucho tiempo a preparar las clases. Permanecía en el centro largo tiempo cuando acababan las clases, preparando materiales necesarios para el día siguiente o para otros días. Me fui haciendo de un material que me valía para otras ocasiones o para otros cursos.

Recopilé mucho material, sin embargo cuando me enfrentaba a un nuevo curso, nada era igual, cada grupo de alumnado o situación nueva me planteaban nuevos retos y nuevas preparaciones.

El libro de texto es un negocio que interesa a las editoriales y a la comodidad de algunos profesionales, pero que no asegura los conocimientos. Los saberes se encuentran en muchos espacios y materiales diferentes al libro de texto.

Se encuentran en el exterior, en las posibilidades que nos brinda el entorno. La calle, el pueblo, la ciudad donde vivimos son fuente de conocimiento de Ciencias Sociales, Matemáticas  Lengua, Artística, Educación Física...

La naturaleza es fuente de aprendizaje inagotable. Las relaciones entre los niñ@s que se pueden organizar alrededor de juegos o proyectos son una fuente maravillosa  de ideas, creatividad, emociones.

La tecnología, ordenadores, PDI, tablets...nos ofrecen una ventana al mundo del conocimiento universal infinita.

Los diferentes locales de la escuela, nos permiten salir de la monotonía del aula, y  nos ofrecen materiales diferentes para experimentar  y observar: el laboratorio, la biblioteca, el salón de actos con su tarima que nos permite realizar actividades de teatro,danza, reuniones, exposiciones orales al resto...

También se encuentran en los patios a donde podemos salir a dar clase cuando hace buen tiempo, a realizar juegos relacionados con todas las materias, pintura al aire libre, hablar sobre valores...

Por otra parte está el tiempo libre en el aula, y no me refiero al recreo, sino a ese tiempo en el que niñ@ puede disponer del material del aula, de los libros, los punzones, tijeras, papeles, témperas, juegos... sin ninguna indicación del adulto.

También incluye la visita a los pasillos para ver los trabajos que exponen nuestros compañer@s de otras aulas; el intercambio entre aulas, donde unas aulas exponen a las otras trabajos que se hayan realizado.

La colaboración de las familias u otros invitados pueden traer al aula cantidad de saberes relacionados con sus profesiones o con cualquier conocimiento que quieran transmitir.

Lo curioso del tema es que dentro de esos espacios y tiempos, está contenido todo el currículo oficial.

La gran mentira que se cuenta a las familias es que con libros de texto sus hij@s aprenderán más, cuando el libro de texto existe para beneficio de las empresas y comodidad de algunos enseñantes.

Debieran dar más tiempo al profesorado para preparar esos materiales, esos tiempos y espacios. El profesorado debe aprovechar ese tiempo al máximo, tomarse ese tiempo de preparación o de reunión con el resto del profesorado muy en serio, sacarle el máximo rendimiento, para poder preparar proyectos o sesiones sin libro de texto.

El trabajar sin libro de texto en mis casi cuarenta años de trabajo, supuso un gran esfuerzo, sin embargo ni un solo día de esos casi cuarenta años de trabajo me aburrí, el tiempo pasó rápido y fui inmensamente feliz en el aula con el alumnado y las familias.

Y sobre todo mi alumnado iba a clase feliz, disfrutaba y aprendía.