Voy camino de la aldea
por un sendero morado
me sigue un tropel de lirios
al son de un arroyo extraño.
Al pasar por mi jardín,
sobre la rama de un árbol
un verde muere de amores
por un amarillo pálido.
Hay un poquito de ocre
cerca de un siena tostado
y más allá un esmeralda
que sueña en ser azulado.
Rafael Alberti